Todos tenemos derecho a estar de lunes,
a levantarnos con el pié izquierdo.
De pronto uno sale de la ducha y está como de muy mal humor,
o la mantequilla está muy fría
y no hay quien la extienda sobre la tostada.
También puede pasar que uno pierde el autobús, o que la persona que se sienta a nuestro lado masque chicle o grite por el móvil.
Y uno abre la cuenta de correo y se encuentra
con ese asunto que uno querría haber olvidado.
Todos tenemos derecho a estar de "no".
También puede colgarse el madito ordenador,
o funcionar mal el ratón, una de las maldiciones del siglo XXI.
(no hay cosa más desesperante).
En fin, que pueden pasar mil cosas.
Lo importante es procurar llegar a la noche.
No hacer enmiendas a la totalidad.
Permitirse algún caprichillo, darse un pequeño homenaje.
Y mañana será otro día. Quizá Lunes. Quizá no.
Todos tenemos derecho a estar de lunes.