Esta semana dos profesoras de la universidad se han despedido de mi con un cariñoso"hasta luego, bonico". Y claro, uno tiene su autoestima. Bonico es un calificativo amable para un bebé, un ahijado, el hijo de un gorrilla, o incluso una mascota... Pero claro, si uno ya está con la tesis debajo del brazo, publica en Revistas Aranzadi, y es citado en monografías, lo de bonico empieza a resultarle algo inapropiado.
En fin, pienso que parte de la culpa es mía. Si empiezo a ser algo más pedante, a frotarme el mentón cuando escucho a la gente, y a responder de vez en cuando a preguntas con el inefable "sí y no", seguido de un impostado silencio, creo que puedo acabar con esta deriva afectuoso-maternal que amenaza con arruinar mi prestigio académico, todavía en sus albores.
Os tendré al día.
5 comentarios:
a mi lo de bonico me mola. bueno saludos
anda bonico, no exageres
Les das la mano y te cogen el brazo, "si y no", interesante...
Bonico es cariñoso, a mi me gustaría, es cercano.
Creo que por tu forma -tanto física como forma de ser- el calificativo te viene como anillo al dedo, bonico.
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