29 de enero de 2008

Clonación



Esta semana pasada se ha comenzado el primer proyecto de clonación terapéutica en España. En resumidas cuentas, se trata de fecundar un óvulo con el núcleo de una célula de un adulto enfermo. Se crea así un cigoto con la misma información genética que el sujeto adulto, para utilizar las células de ese embrión con el fin de curar la patología del enfermo. ¿Ventaja? Total compatibilidad genética entre donante y receptor, y eliminación de todo riesgo de rechazo que otro trasplante podría ocasionar. Lógicamente, el ser humano clonado será eliminado una vez cumpla su función terapéutica.

En primer lugar, me pregunto si esta clonación debería adjetivarse como terapéutica o como criminal. Todo depende del punto de vista del que se hable: al adulto se le cura; al embrión se le elimina –con premeditación y alevosía: se le asesina-.

Lo triste es que nos da un poco igual. Nos preocupa más tener las últimas zapatillas de deporte del mercado, o un bolso de piel a juego con los zapatos.

Si clonan o dejan de clonar no nos importa. Queremos poder pagar la hipoteca. Queremos que suba la Bolsa. Queremos que nos dejen en paz con barreras morales que dificultan el presunto avance de una presunta ciencia destinada a curarnos de nuestras enfermedades. Queremos la inmortalidad, no importa el precio. Esto es el mercado, oiga. El egoísmo individual llevará a una sociedad feliz.

Y a los que no queremos ser cómplices de estas aberraciones; a los que no queremos chapotear entre la sangre de inocentes; a los que no queremos tratar a nadie como medio, sino siempre y sólo como fin… nos preocupa más cómo quedará el Madrid este domingo que la suerte que corran los embriones congelados.

Somos unos inconscientes. Estamos malditos.

24 de enero de 2008

La lotería ya no es lo que era...



Más acuciante que encontrarle letra al himno nacional, me parece dar con una nueva melodía que acompañe los números premiados de la lotería de Navidad. A nadie se le esconde que desde que el euro entró en vigor, la lotería ha perdido mucha audiencia, mucho frescor. Aquella melodía cadenciosa que acompañaba la letanía de los premiados se ajustaba como guante a la mano con las sílabas de pe-se-tas. Mildoscientoscuarentaiocho, cientoveinticincomilpesetas, cuatromiltrescientosochentaiseis, cientoveinticincomilpesetas... Realmente insuperable. Al terminar cada serie, la palabra pe-seeee-tas se alargaba con firmeza, mesura y cierta melancolía, como requerían las circunstancias. Y en el éxtasis del gordo, con el corazón encogido, toda la euforia de una nación cabía en esas tres sílabas inmortales que conforman la palabra pesetas.


Por mucho que lo intento, no consigo ajustar la palabra "euros" a la melodía existente. Y creo que los niños de la Escolanía tampoco, por eso cada año sonríen menos. El progreso y la postmodernidad tienen unos peajes excesivamente caros, en ocasiones.

15 de enero de 2008

Historias empezadas



Propósito para el año que comienza: no empezar ningún libro por la primera página. Abriré los libros por una página al azar y empezaré ahí mi lectura, hasta el final.

En la vida no conocemos a la gente el día de su nacimiento, ni al presentarnos le resumimos a nadie nuestra biografía y las principales notas de nuestro carácter. No subimos a los autobuses en la primera parada.

A todas las historias llegamos a mitad. Pues, si es así con los amigos, las historias, y la vida ¿por qué con los libros no?

Lo cierto es que ya he incumplido dos veces mi propósito, pero... ¿quién sabe? Quizá lo haga con el siguiente. ¿Te animas?

3 de enero de 2008

Leyes de educación


Mientras el legislador educativo se enreda en planteamientos roussonianos, los profesores de secundaria y bachillerato acuden a cursos acelerados de defensa personal y a terapias de grupo para recuperar la autoestima.