25 de marzo de 2012

Séneca y los gimnasios


Estoy leyendo las Epístolas Morales de Séneca. Para distinguir mi pedantería de la de los lectores de sobres de azucarillo cada vez tengo que hacer cosas más difíciles.
Pues bien, en una de sus cartas Séneca recomienda a Lucilio no dedicarse demasiado a los ejercicios físicos, y centrar sus esfuerzos en ensanchar su alma y su sabiduría. "Por mucho ejercicio físico que hagas, oh Lucilio, siempre será más grande y musculoso que tú un buey cebado".
Se conoce que el Séneca tenía su sorna, el tío. Si hoy levantara la cabeza.

11 de marzo de 2012

Lotófagos



Cuenta La Odisea que en su vuelta a Ítaca Ulises hizo una parada técnica en nosedónde, y que a sus hombres les dio por comer lotos, o algo así. Podría ir a Wikipedia a recordar bien la historia, pero bueno, me da igual. La idea es que comieron flores silvestres y perdieron la memoria. Estaban allí tan ricamente, ya se sabe, en plan Jauja, y se les pasaron las ganas de volver a su casa. De hecho, se les olvidó que tenían casa en otra parte.

El otro día me vino esta historia a la cabeza, y desde entonces me repito algunas veces al día: lotófagos.

Es una historia interesante para el hombre del siglo XXI. Cuántas veces somos un poco lotófagos, y por ver el mail, mirar el móvil, trabajar un poco más o ver la televisión nos olvidamos de a dónde vamos, de quiénes somos, de que hay miles de cosas más bonitas e importantes que comer lotos de mierda y olvidarnos de nuestra verdadera casa.

Lotófagos.

Lotófagos. Suena bien.

Lotófagos.