13 de enero de 2021

Penélope o Calipso


 Aquí dejo un texto que estoy trabajando para un artículo en la prensa. Tengo que recortar 300 caracteres :-( Tengo la impresión de que el final es un pelín cansino.

“Penélope me encanta. Llevamos casados veinte años, y tenemos un hijo genial, Telémaco. Es verdad que con el nombre del zagal arriesgamos un poco, pero en fin. En los mejores recuerdos de mi vida siempre aparece ella, con su eterna sonrisa. Igual que yo, Penélope va a acusando el paso de los años, lo que no significa que no me siga resultado atractiva. Aunque bueno, esto sobre todo me lo imagino, porque llevo más de quince años sin verla, que son los que ha durado la maldita guerra de Troya y mi viaje de vuelta a Ítaca, que está siendo una auténtica Odisea y parece que no va a terminar nunca. Por cierto, no sé si me he presentado. Me llamo Ulises. Igual habéis oído hablar de mí.

Mis dudas han surgido cuando he conocido a Calipso. Calipso es otro rollo. Como es una diosa, realmente no tiene edad, pero aparenta 26 ó 27. Y además no envejece nunca. Cabello rubio, ojos verdes, piel tersa, mejillas sonrosadas, talle generoso y piernas estilizadas. Simpática, divertida, traviesa. Un auténtico pivón. Si me permitís la comparación, Calipso es a Penélope lo que la hermana a la mujer de Rafa Nadal. Os cuento todo esto porque Calipso me ha insistido en que me quede con ella. Que renuncie a mi viaje, a mi familia y a mi pasado, y me instale quede en su isla disfrutando con ella de días apacibles y noches de pasión. Además, por lo visto, mientras esté aquí yo tampoco envejeceré. Entenderéis que la propuesta es casi irresistible…”

Igual que Ulises, nosotros afrontamos a diario una disyuntiva similar. Penélope es nuestro marido con halitosis y nuestra mujer con cartucheras. Penélope es nuestro trabajo, que por mucho que nos guste siempre tiene facetas rutinarias y cansinas. Penélope son las reuniones familiares, los deberes de los niños, ordenar el armario y madrugar los lunes. Penélope nos gusta, como nos gusta nuestra vida… pero no nos fascina. Exige esfuerzo, fidelidad y compromiso. Y luego está Calipso. La promesa de placer infinito sin responsabilidad. Calipso es el porno de Internet y los vídeos de youtube. Calipso es mandar whastapps en lugar de atender la chapa de nuestro suegro. Calipso es Tinder e Instagram. Con Calipso no hay pasado ni problemas. Y además siempre está ahí, disponible, ofreciéndose con su irresistible sonrisa y dispuesta a satisfacer todos nuestros deseos. A un solo clic.

Ulises prefirió volver a casa. Arrostrar los peligros de un incierto viaje para envejecer junto a Penélope, ver crecer a su hijo y labrar sus campos con su esfuerzo y su sudor. Ulises prefirió su propia vida, con sus luces y sus sombras, a una vida con Calipso: placentera pero intercambiable, sin esfuerzo y sin heridas, pero también sin memoria ni proyectos. Ulises eligió los michelines, las arrugas y las canas, porque eran los suyos y de su mujer, a quien tanto amaba.

Nosotros también tenemos que elegir. Penélope o Calipso. Nuestra propia e imperfecta biografía -y la de nuestros vecinos- o los encantos deslumbrantes e infinitos que nos ofrece Internet.

1 de enero de 2021

¿Cómo ser conservador? Roger Scruton - Recensión y algunas citas


 

Cómo ser conservador. Roger Scruton

Editorial: Biblioteca Homo Legens

El libro en dos frases

Hemos recibido una herencia valiosa que hay que preservar y trasladar a nuestros hijos. Las cosas valiosas son difíciles de construir y fáciles de dilapidar, con lo que cualquier persona sensata que ama la herencia recibida se preocupa por conservarla en lo que tiene de positivo.

Comentario

Scruton es un pensador británico abiertamente conservador (oh sorpresa). Su punto de partida es que es que debemos conservar las cosas valiosas que hemos heredado, con la clara conciencia de que es mucho más fácil destruir que construir. “El conservadurismo surge de una intuición que todas las personas maduras pueden compartir sin problemas: la percepción de que las cosas buenas son fáciles de destruir pero no son fáciles de crear” (p. 24). P. 73: El conservadursimo es la filosofía del apego. Tenemos apego a las cosas que amamos, y deseamos protegerlas contra la decadencia. Parafraseando a otro pensador –cuyo nombre no recuerdo-, Scrutton dice que toda persona especialista en un tema, respecto del mismo es conservador.

Scruton nos invita, en primer lugar, a valorar y preservar las cosas buenas que hemos recibido, con las que nos une un apego: la patria, la familia, el paisaje, el arte, la belleza, la tradición. Este conjunto de dimensiones valiosas –denominadas “dominios de valor”-, constituyen los ámbitos en los que las personas están llamadas a realizar una aportación personal y en los que puede florecer: la religión, la familia, el trabajo, la amistad, el ocio, el arte. Cada país, cada cultura, transmite una herencia valiosa en estos ámbitos.

Esta herencia, propia de cada cultura y de cada nación, es el sedimento histórico de costumbres y prácticas valiosas. Frente a un amor al hombre abstracto y desencarnado, Scruton defiende el apego a la propia nación, a la propia familia, al vecino. En esta conducta no hay egoísmo o nacionalismo, sino un orden que nos permite conocernos y amar también al extranjero y al extraño. De alguna manera, solo quien tiene un hogar y valora lo suyo es capaz de entrar en diálogo y respetar a otras personas con sus propios hogares e ideas. Por poner un ejemplo, sólo quien tiene un hijo y lo quiere más que a nadie en el mundo, es capaz de comprender el amor que los demás sienten por los suyos. El espectador neutral, el que no tiene vínculos de apego fuertes a lo propio, en el fondo es un extraño a la realidad del resto de seres humanos, cuando no se convierte –en el peor de los casos- en un utopista peligroso.

La herencia que hemos recibido está amenazada por diversas fuerzas, que a lo largo del libro el pensador inglés pretende desenmascarar. En cualquier caso, todas esas corrientes “destructivas” tienen facetas positivas. De ahí que al presentarlas, Scruton identifique las verdades que cada una de esas corrientes encierra, cuya exageración o deformación son las que resultan peligrosas. Entre los peligros, se ocupa expresamente del nacionalismo, el socialismo, el capitalismo, el liberalismo, el multiculturalismo, el ecologismo y el internacionalismo.

Entre las principales amenazas, me ha parecido que el libro destaca dos:

Estatalismo. Es la creencia o filosofía que sostiene que son los poderes públicos quienes deben llevar la voz cantante en la configuración de los dominios de valor. Este intervencionismo, para Scruton, ahoga la iniciativa privada y agosta el florecimiento de las sociedades. El papel del Estado debe limitarse a garantizar las condiciones para que la sociedad civil se desarrolle, sin pretender sustituir la creatividad de los individuos y las sociedades intermedias con su iniciativa, que termina asfixiando la iniciativa privada. Desde posiciones estatalistas y socialistas se ven las instituciones sociales y los dominios de valor como enemigos del Estado: la religión, la familia, la empresa. Para estas posiciones, todo debería provenir del Estado.

Mundialismo. Pretende hurtar la toma de decisiones de los países y residenciarla en organismos supranacionales, alejados del sentir de los vecinos y nacionales y guiados por ideas tecnocráticas. En este sentido, el autor protesta contra la “transferencia de poder de políticos electos que tienen que dar cuenta ante sus ciudadanos a burócratas políticamente irresponsables y no electos”. Para Scruton, la política es el arte de defender lo propio, que, en cuanto tal, se ha recibido y se quiere dejar a las generaciones futuras. Difícilmente un organismo internacional va a tener ese apego a las realidades valiosas propias de cada comunidad, de cada región y de cada país. Sin un nosotros, sin un hogar, no hay algo valioso por lo que comprometerse.

El libro se cierra con la transcripción de la Declaración de París, un texto que pretende reivindicar la mejor herencia cultural europea frente a la disolución que el relativismo y el materialismo están generalizando en el continente europeo.

Sin ser el libro de mi vida, me ha resultado interesante.

Algunas citas

Conservadurismo. P. 23. Hay dos tipos de conservadurismo, uno metafísico y otro empírico. El primero se basa en la creencia de que hay cosas sagradas y el deseo de defenderlas contra su profanación. (…). El segundo nos dice que hemos heredado colectivamente cosas buenas que debemos esforzarnos por conservar.

24. Construir es difícil, destruir fácil. El conservadurismo surge de una intuición que todas las personas maduras pueden compartir sin problemas: la percepción de que las cosas buenas son fáciles de destruir pero no son fáciles de crear. (…) En relación a tales cosas, la obra de destrucción es rápida, fácil y euforizante; la obra de creación, lenta, laboriosa y aburrida. Esa es una de las lecciones del siglo XX. Es también una de las razones por las que los conservadores se enfrentan a una situación tal de desventaja cuando se presenta ante la opinión pública. Su posición es correcta, pero aburrida; la de sus detractores, emocionante pero falsa. A causa de esta desventaja retórica, los conservadores defienden a menudo su postura en el lenguaje de la lamentación.

p. 40. La riqueza solo puede distribuirse si primero se crea. (…) La sociedad está compuesta por personas que se asocian libremente y forman comunidades de intereses que los socialistas no tienen derecho a controlar ni autoridad alguna a proscribir.

p. 43. Visita a Polonia y Checoslovaquia. “Sentí el hechizo maligno de un mundo completamente desencantado”.

p. 46. Me di cuenta de que este deseo de controlar la sociedad en nombre de la igualdad, expresa exactamente el desprecio por la libertad humana que encontré en Europa del Este. (…). Los individuos deben ser libres, libres de las insolentes pretensiones de quienes desean rediseñarlos.

p. 54. Somos herederos colectivos de cosas a la vez excelentes y escasas, y para nosotros la vida política debe tener un fin prioritario: el de conservar esas cosas a fin de legarlas a nuestros hijos.

p. 59. TRADICIONES. Las tradiciones sociales importantes no solo son costumbres arbitrarias, que podrían o no haber sobrevivido en el mundo moderno. Son formas de conocimiento. Contienen los residuos de muchos ensayos y errores (…). Destruidlas inconscientemente y veréis desaparecer la garantía que una generación proporciona a la siguiente.

p. 65. El oikos –la casa- es el lugar no solo mío o tuyo, sino nuestro. (…) Virtudes como la frugalidad y el autosacrificio, el hábito de ofrecer y recibir respeto, el sentido de la responsabilidad: todos esos aspectos de la condición humana que nos forma como custodios y guardianes de nuestro patrimonio común surgen mediante nuestro crecimiento como personas, creando islas de valor en un mar de precio.

P. 73: El conservadursimo es la filosofía del apego. Tenemos apego a las cosas que amamos, y deseamos protegerlas contra la decadencia.

p. 78. Alerta contra la tiranía de la mayoría. La opinión mayoritaria puede equivocarse; los deseos de la mayoría pueden ser malvados; la fuerza de la mayoría puede ser peligrosa. Hay algo más importante que la mayoría, a saber: la persona que disiente de ella. Debemos proteger a esa persona. Es quien puede plantear la pregunta que ninguna mayoría quiere escuchar, que es la pregunta de si esto es correcto.

En las páginas 77 y siguientes hace una defensa de la nación –o el nacionalismo en el sentido positivo- interesante. Señala que es el sentimiento de apego a lo propio y a vivir juntos. En ese marco cabe el disenso. Queremos estar juntos y amamos lo nuestro. Discrepamos, pero no nos destruimos. Es más o menos lo que pasa en una familia. Es donde surgen las políticas de compromiso. Se crea un nosotros que hace posible la convivencia. Quizá es lo que en España está desapareciendo. Qué compartimos: territorio, idioma, historia, costumbres.

Esta idea positiva de patriotismo, que invita a valorar lo propio –aunque se afiance en mitos nacionales de dudosa veracidad-, es discutida por la cultura del rechazo. En lugar de sentirnos orgullosos de aspectos de nuestra historia, se deconstruye y ridiculiza, haciéndolo parecer una impostura y un engaño. En esta cultura del rechazo surgen los ataques al Estado nación y a la idea nacional. (De la declaración de París: esta actitud de repudio cultural funciona como una forma barata y fácil de ser crítico). 90. Pero el conservadurismo es una cultura de la afirmación. Trata de las cosas que valoramos y de las cosas que deseamos defender.

92. Problema del socialismo. Muchos se adhieren a una doctrina de justicia social según la cual no es una desgracia sino una injusticia que gente honrada entre en la vida con desventajas que no pueden compensar con sus propios esfuerzos.

93. Verdad del socialismo. Cuanto más recibimos de la sociedad, más debemos dar. Obligación de gratitud. Verdad denuestra mutua dependencia, y de la necesidad de hacer lo que podamos por extender los beneficios de la pertenencia social a aquellos cuyos propios esfuerzos no les bastan para alcanzarlos.

94 y 95. Problema del Estado de bienestar: crea clase social de dependientes, que nunca ha vivido de su propia industria; y no contemplan un límite presupuestario. Son insostenibles.

98. cuando tu presupuesto lo proporciona el Estado, votarás por el político que prometa aumentarlo más. De esto modo, los partidos de izquierdas han podido crear bloques de votantes fiables, comprando votos con los impuestos de quienes votan en la dirección contraria.

130. Hay bienes que no pueden ponerse a la venta, ya que hacerlo es destruirlos, bienes como el amor, el sexo, la belleza y la comunidad. (… Es precios resistir a su mercantilización). Implica educación, costumbres, cultura y la labor de la sociedad civil (…). No podemos ya escapar a la mercantilización de la vida que la prosperidad nos ha aportado de modo natural. Pero podemos esforzarnos por disciplinarla mediante el buen gusto, el amor a la belleza y el sentido del decoro.

131. Liberalismo. Ok respeto al individuo. Riesgo: lenguaje de los derechos humanos. Y este es uno de los peligros inherentes en cualquier legislación que regule derechos humanos, a saber, que pone en manos del ciudadano corriente una herramienta con la que puede revertir hasta la pieza más esencial de política pública en favor del individuo, con independencia del interés o el bien común.

148. La retórica de los derechos ha pasado de las libertades a las reivindicaciones, y del tratamiento igualitario a resultados iguales.

163. Sobre multiculturalismo e integración del inmigrante. La corrección política nos conmina a ser tan inclusivos como podamos (…). Y a fin de ser inclusivos se nos anima a denigrar lo que se considera más específicamente nuestro. (…) La afable defensa de la inclusión esconde el deseo, cualquier cosa menos afable, de excluir al antiguo excluyente; en otras palabras, repudiar la herencia cultural que nos define. La mentalidad de ¡muerte a nosotros! Se dedica a desarraigar viejas e insostenibles lealtades. Y cuando las viejas lealtades mueren, con ellas muere la vieja forma de pertenencia.

173. Sobre los nuevos dogmas. 166. Cualquiera que aspire a una carrera profesional en una universidad americana encontrará útiles las creencias feministas, así como las creencias raciales le eran útiles al apparatchik en la Alemania nazi. (…) en un brevísimo espacio de tiempo se encontró la universidad dominada por otro tipo de teología, una teología sin Dios, desde luego, pero no menos insistente en la sumisión incuestionada a una doctrina, y no menos ardiente en la persecución de herejos, escépticos y refutadores. La gente ya no acaba en la hoguera por sus opiniones; sencillamente, no obtienen una cátedra o, sin son estudiantes, suspenden la asignatura. Pero en efecto es similar, es decir, reforzar una ortodoxia en la que nadie cree realmente.

185-186. Dice que no mejorará la deriva de contaminación un comité internacional (burocracias sin apego a los lugares), sino el Estado nación. La nacionalidad es una forma de apego territorial. (Ciertas formas de protección del medio ambiente locales) tienen éxito porque apelan a un motivo natural: el apego común a un lugar compartido. (…). Ese, me parece, es el objetivo hacia el que avanzan el ecologismo serio y el conservadurismo serio: el hogar, ese lugar donde estamos y que compartimos, en lugar que nos define, que mantenemos en fideicomiso en nombre de nuestros descendientes y que no queremos arruinar.

202. La fe cristiana se ha retirado del espacio público, dejando un vacío que invaden sin resistencia el nihilismo, el materialismo y el islam militante.

230. OPORTUNIDADES Y LIBRE INICIATIVA. Las oportunidades no se fomentan cerrando cosas –colegios privados o universidades buenas donde personas destacan, añado yo-, sino abriendo cosas. (…) Ya que la educación ha crecido a partir de instituciones autónomas, necesitamos más, no menos, de estas instituciones, así como medios de asegurar que la gente más pobre tenga acceso a ellas. (…) El deseo de controlar nuestros hábitos ha provocado el ataque a las instituciones autónomas (…). El efecto a largo plazo es absorber la sociedad civil en el Estado y someter toda la vida social a una especie de selección ideológica.

249. Sobre los valores: los valores surgen de proyectos de cooperación. El valor se produce porque los humanos lo creamos, y lo hacemos a través de tradiciones, costumbres e instituciones que consagran y promueven nuestra mutua responsabilidad.

Cuáles son esos dominios de valor?

1.      Religión. 250. Los revolucionarios querían poseer las almas que la iglesia había reclutado (…). Las revoluciones posteriores han considerado de igual forma a la Iglesia como el Enemigo Número Uno, precisamente porque crea un dominio de valor y autoridad fuera del alcance del Estado.

p. 255. Así entendido, el derecho a dar testimonio es fundamental para la civilización occidental. Declarar nuestras creencias sin amenazar con violencia a quienes no las comparten y sin pretender tener derecho a otra cosa que al espacio para darla a conocer, es una de las premisas tácitas de la ciudadanía tal como hemos venido a entenderla. Pero es bastante interesante comprobar que no son los islamistas, sino los fanáticos de los derechos humanos, quienes más se oponen a esta práctica.

2.      Otro dominio de valor. La familia. 258. La familia ha sido considerada siempre por todos, desde Saint Just a Lenin, como el enemigo del proyecto revolucionario. Igual Marx, Engels, los radicales de los años 60 y ahora las feministas.

3.      La belleza. Critica los ataques que ha sufrido, desde corrientes disruptivas y transgresoras, que celebran lo feo y ridiculizan lo bello como si fuera empalagoso, algo de postal navideña. Hay que conservar el amor a la belleza, frente a las profanaciones que constantemente sufre. La belleza nos ayuda a construir un hogar. “Y todos nuestros intentos de hacer que nuestro entorno tenga un buen aspecto –mediante decoración, disposición o creación- son intentos de extender una bienvenida a nosotros mismos y a aquellos a los que amamos. De ahí que nuestra necesidad humana de belleza no sea sencillamente una añadidura redundante a la lista de apetitos humanos. No es algo de lo que podamos carecer y aún así tener una vida plena como personas”. P. 293.

p. 304. Critica la censura, que se ejerce por intimidación. No parece ocurrírsele a la gente hoy que la ortodoxia, la conformidad y la caza del disidente definen la posición por defecto de la humanidad, o que no hay razón para pensar que las democracias sean distintas en absoluto en este aspecto de las teocracias islámicas o de los estados totalitarios de partido único.

305. Destacan entre los perseguidores (censores) los humanistas, los laicistas y los defensores de los derechos humanos, para muchos de los cuales es indignante que personas con opiniones heterodoxas mantengan puestos de relevancia.

309. Importancia de la EDUCACIÓN. No hay causa más importante, estoy convencido, que la de la enseñanza, que tiene que liberarse paulatinamente del Estado y devolverse a la sociedad. La libertad de los ciudadanos para establecer sus propios colegios, contratar profesores con verdaderos conocimientos y llegar a acuerdos libres y vinculantes con los padres es una defensa que ha acabado por adoptar el Partido Conservador. Y el Partido Laborista está decidido a resistir cualquier iniciativa que dé a lso padres la libertad de escapar a la vigilancia del sistema (…). NO HAY REFORMA MÁS NECESARIA DESDE EL PUNTO DE VISTA CONSERVADOR QUE la reforma que permitirá a la más importante de nuestras instituciones autónomas –la dedicada a la administración de nuestra herencia- evitar que la capturen sus enemigos.

319. Hay poetas que han reaccionado a la Ilustración como a una especie de contaminación lumínica de la que deben salvarse rincones de sombra para que podamos ver las estrellas. (lo sagrado, lo prohibido, lo sacramental).

La nueva ciudad: sin rincones, sin sombras, sin secretos.

328. En una sociedad sin religión, vemos surgir un tipo de contagiosa dureza de corazón, la premisa universal de que no hay tragedia, ni pena, ni duelo, porque no hay nada que lamentar. No hay amor ni felicidad, solo diversión.

Citas de la Declaración de París

342. Europa y los JÓVENES. Para las generaciones más jóvenes de Europa, sin embargo, la realidad es mucho menos dorada. El hedonismo libertino lleva a menudo al hastío y a una profunda sensación de sinsentido. El vínculo del matrimonio se ha debilitado. En el turbulento mar de la libertad sexual, los deseos profundos de nuestros jóvenes de casarse y formar familias son frecuentemente frustrados. Una libertad que frustra los anhelos más profundos de nuestro corazón se convierte en una maldición. Nuestras sociedades parecen estar cayendo en el individualismo, el aislamiento y la falta de sentido. En vez de libertad, somos condenados a la vacía conformidad de una cultura guiada por el consumo y los medios de comunicación. Es nuestro deber proclamar la verdad: la generación del 68 destruyó pero no construyó. Crearon un vacío que ahora se llena con redes sociales, turismo barato y pornografía.

341. Pero el futuro de Europa descansa en una renovada lealtad a nuestras mejores tradiciones, no en un espurio universalismo que exige olvido y auto repudio. Europa no empezó con la Ilustración.

345. Los entretenimientos populares y el consumo material no alimentan la vida cívica. Privadas de altos ideales y desalentada toda expresión de orgullo patriótico por la ideología multiculturalista, nuestras sociedades tienen ahora dificultades para aglutinar una voluntad de autodefensa. (...) Tenemos que ser, una vez más, francos: las sociedades europeas se están descomponiendo. Si abrimos los ojos, vemos un uso cada vez mayor del poder del gobierno, la ingeniería social y el adoctrinamiento educativo.

350-351. Tenemos que recuperar la dignidad de las funciones y los papeles dentro de la sociedad. Los padres, los profesores y los catedráticos tienen el deber de formar a aquellos que están bajo su cuidado. Debemos resistir el culto y el dictamen de los expertos en la materia que se impone a costa de la sabiduría, el tacto y la búsqueda de una vida cultivada. No puede haber renovación de Europa sin un decidido rechazo de un igualitarismo exagerado y de la reducción de la sabiduría a conocimiento técnico.

354. En este momento, pedimos a todos los europeos que se unan a nosotros en el rechazo de la fantasía utópica de un mundo multicultural sin fronteras. Amamos, y es justo que así sea, nuestras patrias y buscamos entregar a nuestros hijos todo lo noble que hemos recibido como patrimonio nuestro.