23 de abril de 2022

Atrapando jabalís

Cada atardecer una simpática manada de jabalís viene frecuentando un vertedero cercano a nuestra casa. Animales mansos, pacíficos, que reciclan orgánicamente todo tipo de residuos que otros cerdos han depositado allí fuera de los contenedores: restos de comida, colchones, juguetes viejos, y desechos varios. A día de hoy no han podido con la lavadora que lleva un par de semanas allí, pero quizá solo hay que darles tiempo.

A pesar del innegable pacifismo de nuestros peludos visitantes, Edu consideró peligroso su merodeo por la zona, con lo que preparó una trampa para cazarlos y desincentivar su progresiva propagación. Al menos esa era su intención declarada, aunque personalmente no descarto otros móviles de naturaleza más atávica y violenta.

Su propuesta fue recibida en la residencia con bastante cachondeo, no exento de mofas. Que si había visto muchas películas, que si los jabalís no son idiotas, que si había trabajado en un safari o se creía Cocodrilo Dandi.

Menos de 24 horas después, con un jabalí en la trampa, se han cerrado muchas bocas. El que más se había burlado de la trampa, corrido quizá por no haber sido él el captor, sostiene con la boca pequeña que aquello no es un jabalí, sino un rayón, que por lo visto es como se llaman las crías de jabalí. Rayón o jabalí, lo cierto es que la trampa a día de hoy contiene un bicho con unos buenos colmillos y bastante hambre, ya que debe llevar un día y medio en ayunas (quien ha probado colchón podrido no se contenta con hierbajos, las cosas como son). El senado de opinantes todavía no tiene claro cuál es el siguiente paso a dar, aunque la determinación de Edu me hace sospechar que antes de escuchar su veredicto él hará con "su jabalí" lo que le dé la gana.

Yo tengo claras tres cosas. La primera es que todavía nadie ha cazado al jabalí. Lo ha atrapado, que es bien distinto. Para cazarlo es necesario hacerse con la presa, desactivar la trampa en beneficio del cazador. Cosa que a priori no parece fácil. La segunda es que hay que rezar para que en el ínterin nuestro jabalí -que por el momento solo está atado- no ataque a ningún confiado vecino que se acerque a los contenedores a tirar la basura. Y la tercera es que en cualquier momento se presentan en casa unos agentes del seprona y se llevan a Edu al cuartelillo.

Vamos, que todavía no está claro quién va a resultar cazado.

9 de abril de 2022

Pon un interiorista en tu vida

 

 

El trabajo de interiorista está infravalorado. Pienso que si les diéramos una oportunidad en muchos espacios –desde oficinas hasta autobuses municipales, desde hogares hasta clínicas- nuestras vidas serían más significativas. No es lo mismo vivir en un espacio feo o simplemente funcional que en uno bonito, puesto con gusto.

Hace años pude hacer voluntariado en países del Tercer Mundo, de la mano de una española –María Luisa Castillo-, que dedicó su vida a los más pobres. Recuerdo que una tarde, paseando entre unas casas que había conseguido construir para damnificados del huracán Mitch, me señaló la ventana de una de ellas, en la que había un tiesto con geranios. “Esa familia ha salido de la miseria”, me comentó sonriendo. Y añadió: “Cuando una familia pinta su puerta o pone unas flores en una cornisa está haciendo algo pequeño, pero trascendental. Ya no se limitan a sobrevivir, sino que viven. En mis años en Nicaragua he aprendido que lo estético, lo superfluo, es absolutamente necesario para llevar una vida digna”.

Pues bien, si decorar bien los espacios que habitamos o poner unas flores en una ventana es importante, todavía lo es más cuidar nuestro espacio interior, que también tiene su mobiliario. Todos somos interioristas de nuestra alma, y cada día decidimos cómo la queremos decorar.

Lo bueno es que, a diferencia de los físicos, los muebles “espirituales” de calidad no son caros. De hecho, cuestan lo mismo que los muebles cutres: tiempo. Se tarda lo mismo en escuchar una canción de reggaetton que un nocturno de Chopin; en ver un programa de La Resistencia que un documental de History Channel; en ver Fast and Furious que Cinema Paradiso.

La sociedad de masas y la cultura pop nos ofrecen un tsunami de contenidos low-cost. Son atractivos, frescos y atrayentes. Reality shows. Deporte. Farándula. Explosiones. Pornografía. Son contenidos que entretienen –te llenan el espacio-, pero que dejan fría el alma. Muebles de chamarilero.

Ahora bien, también tenemos al alcance de la mano, a un clic, un universo de contenidos apasionantes. Música fabulosa. Historias emocionantes. Conferencias interesantísimas. Obras de arte preciosas. Un sinfín de libros inteligentes, profundos, divertidos, con los que dialogar con los vivos y los muertos. Es un mobiliario top, de alta gama. Y está casi pagado. Solo hay que estirar el brazo –dedicar algo de tiempo- y echarlo al carro. Una auténtica fiesta, el sueño de cualquier decorador.

Lástima que el trabajo de interiorista -sobre todo, del alma- esté tan infravalorado.

4 de abril de 2022

El perfume de los limones

 

El perfume de los limones. Jonah Lynch

Lindau, 2018

Aquí van tres comentarios de un librito que acabé en noviembre. Habla, como tantos, de la influencia de la tecnología en nuestra vida cotidiana. Estoy contento de compartirlo, porque es uno de los primeros libros que me he leído en italiano. Sobre todo me gusta la última idea, que viene muy bien para erosionar un poco la seguridad de muchos tecnófilos.

El pantalla perdemos el olfato, el gusto y el tacto. Perdemos un 60% de la realidad.

p. 57. Ogni tecnologia porta con se un mutamento del rapporto con il mondo, una facilitazione di certi aspetti di quel rapporto e una complicazione di altri. Ciò è precisamente non neutrale, dal momento che tutto dipende da quali aspetti della vita sono facilitati e quali ostacolati, come il profumo dei limoni.

130. Ho accennato al tema del potere già nell’introduzione, quando parlavo del Signore degli Anelli. È un esempio che aiuta, perché l’anello del potere ci offre un simbolo facilmente comprensibile di un problema che è invece estremamente complesso. Nel romanzo di Tolkien, esiste un anello magico, potentissimo. Potrebbe essere un’arma utile alla causa del bene, ma c’è di più. L’anello e il suo potere diventano fatalmente il centro affettivo della vita di chi li usa. Non si può usarli e uscirne indenni.

No-cosas. Pues bueno

 

No-cosas
Byung-Chul Han
Taurus, 2021

Como todo el mundo habla del coreano tenía intención de leer algo suyo. Este último título, además, hace referencia a la desmaterialización a la que asistimos en nuestra sociedad de la información y la informática, con lo que pensé: “esta es la mía”.

El libro me ha dejado un poco igual. Vamos, que no he entendido gran cosa. Antes de repasar las citas que he ido acumulando, compendio las dos o tres ideas vagas que he sacado.

  1. Las cosas molan. Portan historia, resistencia, tradición y recuerdos. Identidad. Las pantallas y el mundo digital, sin embargo, son fríos, asépticos, superficiales. Nos dejan sin raíces ni identidad.
  2. El mundo de la belleza y la cultura es el mundo de lo erótico. No todo se muestra ni se dice. Hay cosas veladas, intuidas, que progresivamente hay que vislumbrar. En el mundo de lo erótico no todo es unívoco. Por el contrario, el mundo digital nos empuja a lo pornográfico: todo se muestra de forma unívoca, sin misterio, sin veladuras. Se pierde el misterio de lo humano. La cultura se mercantiliza.
  3. El silencio nos invita a lo sagrado, a lo alto. El ruido ensucia y distrae. Con tanto ruido no se puede rezar ni valorar la belleza. La capacidad de resistir en silencio frente a los estímulos ruidosos es propia de la aristocracia.

Esto es más o menos lo que he sacado de la lectura. Igual intento establecer una relación más cercana con las cosas y guardar un poco más de silencio. No prometo nada en cuanto a llevar una vida más erótica, si bien mi compromiso contra la pornografía sigue incólume.

Otra cosa me llevo. Cuando alguien vuelva a hablar del coreano podré entornar un poco los ojos y hacerme el interesante.
 

Aquí van algunas citas:
p. 18. En el mundo controlado por los algoritmos, el ser humano va perdiendo su capacidad de obrar por sí mismo, su autonomía. (…) La información por sí misma no ilumina el mundo. Incluso puede oscurecerlo. A partir de cierto punto, la información no es informativa, sino deformativa. Hace tiempo que ese punto crítico se ha sobrepasado.

p. 19. TODO LO QUE LLEVA TIEMPO ESTÁ EN TRANCE DE DESAPARECER. Hoy las prácticas que requieren un tiempo considerable están en trance de desaparecer. También la verdad requiere mucho tiempo. Donde una información ahuyenta a otra, no tenemos tiempo para la verdad. (…). La confianza, las promesas y la responsabilidad también son prácticas que requieren tiempo. Se extienden desde el presente al futuro. Todo lo que estabiliza la vida humana requiere tiempo. La fidelidad, el compromiso y las obligaciones son prácticas que asimismo requieren mucho tiempo.

20. Lo que destruye la información. La información nos hace miopes y precipitados. Es imposible detenerse en la información. La contemplación detenida de las cosas, la atención sin intención, que sería una fórmula de la felicidad, retrocede ante la caza de información. Hoy corremos detrás de la información sin alcanzar un saber. Tomamos nota de todo sin obtener un conocimiento. Viajamos a todas partes sin adquirir una experiencia. Nos comunicamos continuamente sin participar en una comunidad. Almacenamos grandes cantidades de datos sin recuerdos que conservar. Acumulamos amigos y seguidores sin encontrarnos con el otro. La información crea así una forma de vida sin permanencia ni duración.

34. El Smartphone refuerza el egocentrismo. Los continuos toqueteos y deslizamientos sobre el Smartphone son un gesto casi litúrgico que masifica la relación con el mundo. La información que no me interesa la borro en un instante. En cambio, los contenidos que me gustan puedo ampliarlos con los dedos. Tengo el mundo completamente bajo control. El mundo tiene que cumplir conmigo. El Smartphone refuerza así el egocentrismo. Al tocar su pantalla, someto el mundo a mis necesidades. El mundo parece estar digitalmente a mi entera disposición.

39. DISPONIBILIDAD – SERVIDUMBRE. La continua accesibilidad no se diferencia en gran medida de la servidumbre. El Smartphone se revela como un campo de trabajo móvil en el que nos encerramos voluntariamente.

84. El arte no debe instruir, sino seducir.

98. Silencio – olvido de sí mismo. Hiperproducción del EGO. Ya no conocemos ese enmudecimiento sagrado que nos eleva a la vida de la divinidad, al cielo del hombre. El feliz olvido de sí mismo da paso a la excesiva autoproducción del ego. La hipercomunicación digital, la conectividad ilimitada, no crea ninguna conexión, ningún mundo. Más bien aísla, acentúa la soledad.

102. El silencio, conquista aristocrática. Según Nietzsche, es propia de la “cultura aristocrática” la capacidad de “no reaccionar enseguida a un estímulo”. Ella controla “los instintos que ponen obstáculos, que aíslan”. “A lo extraño, a lo nuevo de toda especie se lo dejará acercarse con una calma hostil”. El “tener abiertas todas las puertas”, el “estar siempre dispuesto a meterse, a lanzarse de un salto dentro de otros hombres y otras cosas”, es decir, la “incapacidad de oponer resistencia a un estímulo”, es una actitud destructiva para el espíritu. La incapacidad de “no reaccionar” es ya “enfermedad”, “decadencia”, “síntoma de agotamiento”. La permisividad y permeabilidad totales destruyen la cultura aristocrática. Cada vez perdemos más los últimos instintos de aislamiento, la capacidad de decir no a los estímulos intrusos.