23 de julio de 2022

Resultó que el tío era un verdadero genio


Estos días he estado escuchando algunas canciones relativamente recientes de Un Pingüino en mi Ascensor. 

Mientras me reía con temas como "Supergilipollas" o "No es el mejor momento para hacerse perroflauta" he caído en la cuenta de que el Pingüino lleva haciendo el mismo tipo de música popera (mala) y algo payasa más de treinta años. Ahí es nada.

El tío no es Mark Knofler ni Bob Dylan. Nunca ha estado en el top ten de nada. Alguien dirá que no deja de ser un friki, un matadillo, un pelao. Y no le faltará razón. Pero oye, disfruta con lo que hace y ahí sigue, en la brecha. Haciendo lo que le gusta. Fiel a su estilo y a los cuatro gatos  -que luego resulta que somos algunos más- que llevamos toda la vida echándonos unas risas con sus canciones.

Creo que la perseverancia del Pingüino en su pop cachondo y nasal encierra una gran lección: no todos tenemos que ser unos cracks, no pasa nada por no ser el mejor. Los temitas gamberros (¿inmortales?) del Pingüino -El Balneario, CAMP, Espiando a mi vecina- nos enseñan a reirnos de la hybris por la excelencia que escurre en los libros de autoayuda y en miles de infumables charlas TED. Nuestro pueblo no es Manhattan; nuestra novia es normalita; y nuestra historia de superación es absolutamente soporífera. Cuanto antes seamos capaces de admitirlo, pues mejor. Lo que no quita, oye, que podamos disfrutar de la vida como el que más.

Me gusta pensar que 10argumentos tiene algo de esa filosofía "pingüinil". Ya son 16 años escribiendo cosillas, sin preocuparme demasiado de si me leen mucho o poco. Desde hace tiempo todos tenemos claro que no voy a ser el nuevo Jiménez Lozano ni el siguiente Paco Umbral. Mis post son absolutamente prescindibles. Pero oye, aquí sigo, aquí seguimos. En la brecha. Escribiendo para los amigos y pasándomelo bien. 

De tarde en tarde, además, recibo algún mensaje animante de mis incondicionales -Fuli, Drulo, Pau, Titotitao...- parecido a los comentarios que dejan en YouTube los fans del Pingüino: "Leyenda", "Midas", "Titán", "Historia de la música", o "piel de gallina, pelos como escarpias". Comentarios exagerados, divertidos, que que nadie termina de creerse... pero no importa. Porque son sinceros, y, si lo piensas despacio, tienen su parte de verdad.

1 de julio de 2022

Txoria txori


El otro día estuvimos cantando y tocando la guitarra después de cenar. Como en los viejos tiempos. Alguien debería pensar algo para preservar estas "veladas" musicales en las noches de verano, cantando a cielo abierto con los amigos y bebiendo pacharán.

Con su voz poderosa -pecho de búfalo- H. cantó Txoria Txori ("el pájaro, pájaro es"), una canción en euskera realmente bonita. Al terminar nos tradujo la letra: 

"Si le hubiera cortado las alas habría sido mío,

no se me habría escapado.

Pero así habría dejado de ser pájaro.

Pero así habría dejado de ser pájaro.

Y yo... yo lo que amaba era el pájaro.

Y yo... yo lo que amaba era el pájaro".

No sé qué me gustó más. Si la interpretación solemne y poderosa de H., pecho de búfalo, o la letra sencilla, grave, profunda.

A la mañana siguiente, comentando cuánto me había gustado la canción del pájaro, P. intentó pincharme el globo señalando que el tema del pájaro sin alas o atrapado por el hombre estaba ya muy manido. "De hecho -apuntó con un toque erudito-, existe constancia de un poema de hace unos cuatro mil años que trata exactamente de ese asunto".

Y ahí está precisamente el misterio. En que 4.000 años después seguimos poniendo música y letra a la misma historia, y cantándola entre alegres y melancólicos bajo las mismas estrellas en las noches de verano.

Txoria txori. Yo lo que amaba era el pájaro. Y el pacharán y las guitarras y las noches de verano. Que también nos alegran un ratito y, después, se marchan volando.