28 de marzo de 2019

¿Por qué echar aliento en la punta de los aviones de papel?



Vengo al blog de puntillas y después de mucho tiempo.

Le encargo una gestión a Pablo antes de irme a trabajar.
- Te tengo informado.
- No hace falta.
- Vamos, que te desentiendes.
Silencio medio incómodo.
- No me desentiendo. Me fío de que lo vas a hacer bien. Me fío de ti.
Risas. Me desentendí, naturalmente.

Haciendo aviones de papel con Nico, antes de lanzar por primera vez el suyo -mítico avión-flecha de toda la vida-, le echa  aliento dos veces en la punta, para que vuele mejor. Como mandan los cánones. El gesto me hizo la mar de gracia: no me acordaba de esa pequeña liturgia, cuya razón de ser aerodinámica nunca tuve el gusto de conocer ni la inquietud de investigar. Han pasado ya tres días y todavía me hace gracia el gesto, así que dejo a Nico congelado en esta entrada, con sus 11 años y sus bermudas del colegio, soplando con prosopopeya la punta de su avión-flecha. No vaya a ser que en unos años se nos vuelve a olvidar el tema del soplido, y trunquemos una tradición multisecular que no debe morir.

En cuanto a la respuesta a la pregunta que encabeza esta entrada, lanzo el guante a mi hermano Luis por si quiere explicarnos el motivo. Yo soy de letras.