29 de junio de 2009

El piojo rebelde - 10 argumentos



De vez en cuando se declaraba en casa –quizá también a gran escala, en el colegio- el estado de sitio, debido a la llegada de los piojos. Y todos los hermanos íbamos pasando religiosamente por la bañera –a veces se cambiaba el agua, a veces no-, en la que nuestra madre nos aplicaba filvit o algún otro producto con olor a vinagre, que acababa con la vida de los diminutos advenedizos. Había que cerrar bien los ojos, ya que el producto picaba bastante. Luego, ya en pijama, era preciso hacer contorsiones cervicales mientras mamá nos escudriñaba el pelo en busca de piojos o liendres supervivientes. Al encontrar alguno, tras un pequeño tirón de pelo, mamá lo señalaba triunfante sobre la mesa, y lo aplastaba con la uña, produciendo un pequeño y misterioso crujido. Para la cena, la operación estaba liquidada. Una tortilla francesa –no eran días para alardes culinarios-, algunos dibujos y a la cama.
Entrada patrocinada por Filvit:

5 de junio de 2009

Un sueño hecho realidad



¿A cuánta gente conoces dispuesta a aportar 30 para ver cómo alguien le da un tartazo a Zapatero?

Pienso que si reunimos 3.000 € seguro que encontaramos un colgado dispuesto a probar.

Mis treinta € ya están en la hucha.

Opiniones vs creencias


En política, el peludo ateo o agnóstico tiene opiniones. Es un hombre libre. El peludo creyente, sin embargo, sólo tiene creencias. Es un idiota.

Todo lo que dice un creyente que no concuerda con el pensamiento políticamente correcto es una creencia. Y como tal, despreciada. Interpretada como un amén irracional al magisterio de unos fanáticos o iluminados.

Con este sencillo razonamiento la capacidad el creyente de participar en la vida democrática queda anulada. Si no opinas como yo es porque eres creyente, no piensas, eres bobo.

Pues vale.
pd. Escribe en tu teclado la palabra "bobo". Genera buenas sensaciones!

2 de junio de 2009

Apoyo a Pablo de la Rubia - 10 argumentos



El Señor de la Rubia es el juez que ha alegado su derecho a la objeción de conciencia para no casar homosexuales. El Tribunal Supremo ha resuelto en fechas recientes que no goza de ese derecho, habiendo anunciado el interesado que recurrirá la sentencia al Tribunal Constitucional.

La resolución del Supremo ha sido acogida con euforia por ciertos colectivos Lambda. Entre las burbujas del champán un@ de sus miembr@s señalaba: “Las creencias religiosas no pueden estar por encima de los derechos de la ciudadanía”. Y yo me pregunto: ¿entender que el matrimonio entre personas del mismo sexo no tiene cabida en la Constitución española es una creencia religiosa? Fue el Consejo de Estado el que así lo señaló, no un cónclave. Ya está bien de descalificar como creencias religiosas las opiniones políticas de aquel que no opina como la izquierda.

Para concluir, sin ánimo de producir en nadie un esguince cerebral, quería plantear dos cuestiones: ¿qué pasa cuando es la ley la que se pone por encima de los derechos humanos? ¿Y cuándo la ley intenta ponerse por encima de las conciencias de los ciudadanos? Echar un vistazo a las actas de los juicios de Nuremberg puede resultar interesante. Mucho nazi y mucho comunista de gulag obedecía la ley por encima de su conciencia.