19 de noviembre de 2022

Leave no man behind

El otro día, mientras esperaba a unos amigos apoyado en un banco, reparé en una pareja de unos 50 años que también parecía esperar a alguien. Al poco salió de un portal un chico joven -vaqueros, sudadera, barba de cuatro días- con pinta de buen chaval. Del cariñoso saludo deduje que sólo podía ser su hijo, y que probablemente llevaría un tiempo viviendo por su cuenta. Como estaba relativamente cerca, no pude evitar oir su conversación.

-Aquí tienes la mochila -dijo la madre-. No sabes lo que me ha costado encontrar una tienda donde me la arreglaran...

El chico, dando las gracias, cogió la mochila muy sonriente y la estudió de arriba abajo con gran satisfacción. Finalmente la abrió, y su sonrisa se convirtió en una carcajada cuando sacó del interior un paquete de seis cervezas y una bolsa de patatas fritas.

-Esa es la contribución de tu padre... -explicó la mujer.

-Había que asegurarse de que está bien arreglada y de que resiste el peso sin desfondarse -terció el padre, con un gesto divertido.

No sé cómo siguió la conversación y si se abrieron unas cervezas allí mismo, porque llegaron mis amigos. Pero una cosa me quedó clara: emanciparse de los padres es mucho más difícil de lo que algunos se piensan. 

4 de noviembre de 2022

El miedo es libre

 

Utilizo poco el taxi. Cuando lo hago, tengo que afrontar una serie de temores zozobras que, aunque son bastante absurdos, no consigo exorcizar.

El primero es la sospecha de que el taxista no sigue el camino más directo. Supongo que algún taxista ladino recurrirá esta estrategia, no lo dudo. En cualquier caso, mi experiencia apunta exactamente en la dirección opuesta: casi siempre me han llevado derechitos al destino, y no pocas veces conduciendo a bastante velocidad. Hace unos pocos meses, sin ir más lejos, me descubrí rezando con mi padre la recomendación del alma, mientras el taxista que nos llevaba adelantaba vehículos y cambiaba de carril como un auténtico kamikaze.

Mi segundo problema es la atracción fatal, el magnetismo irrestible que ejerce el taxímetro sobre mi. Si el taxímetro indicase unidades de millar o días en el purgatorio entendería mi aprensión, pero tratándose de unos cuantos eurillos (que me gasto en cervezas sin pestañear), mi obsesión con los numeritos rojos del contador carece de cualquier explicación.

El tercer temor se condensa en un momento muy concreto: cuando el taxi se detiene y el chófer extiende su dedo hacia el taxímetro. No sabría decir porqué, pero en ese instante siento un nudo en el estómago y me asalta la duda de si al pulsar el botoncito de "pause" se añadirán al precio de la carrera dos o tres euros en virtud de algún misterioso suplemento con el que no he sabido contar: horario nocturno, carrera al aeropuerto, zona B o, lisa y llanamente, usuario pardillo. La verdad es que no recuerdo la última vez que este incremento se produjo, pero aquellos dos o tres euros de más han dejado en mi alma una honda impronta, un temor pueblerino que me gustaría -pero no puedo- dejar de experimentar.

A ver si compartiendo aquí estas inquietudes mi limitada experiencia de usuario de taxis se torna más placentera y racional. Si esto no me funciona, siempre me queda dejar papelitos perdidos en bolsillos y cajones de mi habitación con mensajes laudatorios sobre el mundo del taxi, que minen mis injustificados prejuicios, que horaden los cimientos de mi desconfianza cerval. En última instancia, también puedo acudir a un psicólogo, o encarar el asunto enfrentándome a mis miedos y yendo a trabajar en taxi todos los días durante una temporada. La salud mental también tiene sus costes, que es preciso asumir con deportividad.

2 de noviembre de 2022

Romanos 8, 26-27

Cuando en la oración de los fieles el sacerdote nos pidió que rezáramos "para que los políticos cumplan sus promesas" preferí quedarme callado. Y es que no son ni una ni dos las promesas de nuestros políticos que me gustaría ver incumplidas. Que rezo por ver incumplidas.

 

Preparando esta entrada me he acordado de Gómez Dávila, cuando dice que el fracaso del progreso no ha consistido en el incumplimiento, sino en el cumplimiento, de sus promesas.