
Pedro Salinas escribe en el defensor, a propósito de nuestra idolatría a la cantidad:
En este Olimpo de monstruos hay uno tan grande como el que más, el mostruo, el dios de la cantidad. Él es el que nos invita a resbalar hacia la catásrofe, poniéndonos a los pies de ese deslizadero, esa falaz ecuación: más, igual a mejor. Ajustémonos a semejante insidia, y la vida del hombre consistirá en aumentar y no en mejorar, en acrecentar, no e perfeccionar. Don Juan contra Don Quijote: la lista de las mujeres conquistadas, el número, sin nombres, las cualquieras, contra la mujer de perfección contra la única, la súper Aldonza, Dulcinea.
Y está muy bien dicho.