29 de diciembre de 2021

En la sala de espera

 Me gustaría enviar esto al periódico. No sé si es bonito y simpático; bonito y cursi; o, sencillamente infantil y cursi. Se agradece feedback por aquí o por wpp.

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- ¿Estoy muerto?

- Me temo que sí.

- ¿Y tú quién eres?

- Soy tu ángel de la guarda. Nos conocemos de toda la vida, Justo.

- ¡Por fin te pongo cara! ¡Gracias por todo! ¿Puedo hacer algo por ti?

- No, la idea es que sea yo quien te ayude. En 10 minutos tienes el juicio particular. No creo que tengamos problemas, pero bueno, es un pequeño trago por el que hay que pasar. Tu abogada me ha dicho que ahora viene ella, pero está algo liada en otra causa más espinosa. Me ha pedido que prepare yo todo el papeleo.

- ¡Vaya!  Pensé que aquí no habría burocracia. No sabes cómo se están poniendo los de la ANECA ahí abajo.

- Tranquilo, Justo, una vez en el cielo ya no hay más papeles. Veamos… ¿qué podríamos decir en tu defensa?

- Tú sabrás, Ángel, yo soy nuevo en esto. Además, he tenido un día de morirse y estoy un poco aturdido.

- A ver, comencemos por orden. Vamos apuntando aquí… Justo Aznar Lucea… Diez hijos, ¿verdad?

- Sí. Y todos increíbles. Pero bueno, el mérito es todo de mi mujer Vicen…

- Años de matrimonio… ¿50?

- Algunos más. Y se me han hecho cortos. ¿No podríamos alegar en el juicio los méritos de mi mujer? Seguro que me iba mejor.

- Me temo que no. Por ahora, el juicio es personal…

- Pues precisamente por eso.

- Sigamos: 41 nietos, 17 biznietos, 40 años de jefe de departamento en La Fe, fundador y director del Observatorio de Bioética de la UCV…

- Ángel, te estás poniendo muy rimbombante. Esto parece la presentación de una ponencia de un congreso. San Pedro se va a dormir.

- Justo, no me interrumpas. El juicio está a punto de empezar. ¿Qué más podemos apuntar? 14 tesis dirigidas, decenas de artículos en las revistas más prestigiosas del mundo, miembro de la Academia Pontificia de la Vida…

- Mira ángel, todos esos números y méritos que estás apuntando están muy bien, pero creo que podemos dejarlos de lado. Hay que preparar algo más breve. Seguro que tienen algo de tapón en la resolución de expedientes.

- Algo más breve… déjame que piense… ¿qué tal: “disfrutó, trabajó y amó todo lo que pudo”?

- No está mal. Pero preferiría ir al grano, a lo verdaderamente esencial en mi vida: “quiso mucho a Jesús y a su madre”. ¿No bastaría con eso?

- Yo creo que sí. Pero bueno, puedes pregúntaselo directamente a ella. Es la que viene hacia aquí muy sonriente, con toga de abogada y un poco geperudeta.

Sonreid, gordas del mundo

 

Hoy iba a la universidad algo cabizbajo, pensativo. Cuando en un ceda al paso he cruzado la calle, aprovechando el resquicio entre dos coches, una conductora gorda me ha regalado una sonrisa animante y muy bonita.

La tía me ha remontado la mañana.