De vez en cuando se declaraba en casa –quizá también a gran escala, en el colegio- el estado de sitio, debido a la llegada de los piojos. Y todos los hermanos íbamos pasando religiosamente por la bañera –a veces se cambiaba el agua, a veces no-, en la que nuestra madre nos aplicaba filvit o algún otro producto con olor a vinagre, que acababa con la vida de los diminutos advenedizos. Había que cerrar bien los ojos, ya que el producto picaba bastante. Luego, ya en pijama, era preciso hacer contorsiones cervicales mientras mamá nos escudriñaba el pelo en busca de piojos o liendres supervivientes. Al encontrar alguno, tras un pequeño tirón de pelo, mamá lo señalaba triunfante sobre la mesa, y lo aplastaba con la uña, produciendo un pequeño y misterioso crujido. Para la cena, la operación estaba liquidada. Una tortilla francesa –no eran días para alardes culinarios-, algunos dibujos y a la cama.
Entrada patrocinada por Filvit:
5 comentarios:
juanxooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo un eurico pa los niños del peruuuuuuuu
el video esta to chulooo
¡Qué recuerdos! Debe ir escrito en la naturaleza materna, porque la operación en mi casa era la misma.
Yo la he sufrido, y la he ejecutado
Hola,
Nos gustaría poner publicidad en su blog. Si quiere más información ruego se ponga en contacto con tuseuros@gmail.com.
Un saludo.
Centro de eliminación de piojos y liendres. Tratamiento 100% natural. www.helppiojitos.com
Publicar un comentario