20 de febrero de 2010

Jubilación



Maruja, la secretaria del departamento, se jubila en dos semanas. Parece que hasta ahora había espantado la certeza de su retiro con actividad, bromas, encogimientos de hombros. Tácticas para convencerse del “todavía queda mucho”.

Pero ya no. Estos días se la ve tristona –aunque con una sonrisa-, melancólica. Va a echar de menos la universidad. El otro día nos invitó a un grupo de doctorandos a unos ferrerorrocher, y nos hicimos una foto juntos en una sala de reuniones. Cuando le invitamos a la defensa de las tesis, se alegró mucho. Así volveré con motivo, y nadie podrá decir “qué hace ésta por aquí”.

Luego nos contó que está a punto de tener su primera nieta. Y estaba bien contenta.

Me dejó muy buena sensación la conversación con Maruja. Jubilación, añoranza, nietos, alegría… Son los dorados tonos del otoño, que es un tiempo de cosecha y recogida.

Ni que decir tiene que muchos catedráticos nunca tendrán esa alegría, tibia y serena, de Maruja.

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