C. y su pareja nos hacen una visita en la facultad, para presentarnos a su bebé de dos semanas. Nos arremolinamos en torno al carrito, sonriendo embobados y mirando al bebé, que duerme plácidamente.
- Yo soy catedrático -le susurra lentamente G., que es un cachondo.
Ante la total pasividad su bebé, más en broma que en serio, C. se disculpa:
- Me sabe mal que no haga nada, pero en fin...
- Chica, está -tercia G-. ¿Te parece poco? Ya ves que no hace falta más para tenernos a todos aquí tan contentos.
Luego pasa el tiempo y ya se nos olvida.
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