2 de marzo de 2011

Paradojas




Presumimos de respetar al diferente, de acompañar al anciano, de ser solidarios. Se nos llena la boca al hablar de las ayudas a la dependencia. Repetimos como un karma que todos somos iguales. Abominamos de términos ofensivos como ciego, minusválido, subnormal. Todo esto está bien.


¿Pero no es cierto que hoy en día pasamos mucho menos tiempo con nuestros abuelos? ¿Visitamos menos a los enfermos? ¿Diagnosticamos el síndrome de Down y otras imperfecciones en los embriones y los eliminamos antes de nacer?


Parece como si a fuerza de repetir palabras grandilocuentes procurásemos disfrazar o disimular el egoísmo endémico que nuestra sociedad padece. Las palabras son importantes, pero pueden pronunciarse desde el sofá. Apaga Teledeporte. No dejes que viva la solidaridad la Consejería de Bienestar Social.


Que no le demos la razón al resabiado personaje shakespeariano que repetía: words, words, words...

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