Cuenta La Odisea que en su vuelta a Ítaca Ulises hizo una parada técnica en nosedónde, y que a sus hombres les dio por comer lotos, o algo así. Podría ir a Wikipedia a recordar bien la historia, pero bueno, me da igual. La idea es que comieron flores silvestres y perdieron la memoria. Estaban allí tan ricamente, ya se sabe, en plan Jauja, y se les pasaron las ganas de volver a su casa. De hecho, se les olvidó que tenían casa en otra parte.
El otro día me vino esta historia a la cabeza, y desde entonces me repito algunas veces al día: lotófagos.
Es una historia interesante para el hombre del siglo XXI. Cuántas veces somos un poco lotófagos, y por ver el mail, mirar el móvil, trabajar un poco más o ver la televisión nos olvidamos de a dónde vamos, de quiénes somos, de que hay miles de cosas más bonitas e importantes que comer lotos de mierda y olvidarnos de nuestra verdadera casa.
Lotófagos.
Lotófagos. Suena bien.
Lotófagos.
1 comentario:
Lotófago!
Publicar un comentario