12 de septiembre de 2013
Discreto elogio a Ana Botella
Evidentemente, la intervención de Ana Botella delante de los miembros del COI para presentar la candidatura de Madrid 2020 fue lamentable. No voy a negarlo.
Ahora bien, en su descargo hay que decir que también tiene mérito atreverse a hablar en inglés delante de tanta gente cuando no tienes ni idea. Prepararte un discurso, memorizarlo, y saltar a la arena. Lo fácil hubiera sido delegar en otro. Ana Botella decidió asumir el desafío, decidió arriesgar.
En España tenemos pánico a hacer el ridículo, y somos expertos en reírnos de quien se atreve a hacer algo difícil y fracasa, como ha sido el caso de Ana Botella. Perdemos tantas cosas por miedo a perder.
Así que nada, aún reconociendo que el nivel de patetismo de su intervención fue mayúsculo, me permito aplaudir discretamente el valor de la alcaldesa, que puso esfuerzo, motivación e ilusión, y saltó a los leones haciendo las cosas lo mejor que supo. Arriesgó y perdió. Pero arriesgó. Los penalties sólo los fallan los que se atreven a tirarlos.
Eso sí, lo raro es que nadie se atreviera a decirle que no saliera. Si no tiene ningún asesor lo suficientemente valiente o sincero para decirle: "no lo hagas, el ridículo será monumental", es para hacérselo mirar.
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