13 de septiembre de 2015

Pequeñas tradiciones



Desde hace unos años procuro comprar pasta de dientes Binaca. La blanca, la clásica. Cuando dormíamos en el campo de los abuelos era la que siempre usábamos -a mi no me gustaba mucho, la verdad, acostumbrado a otros dentífricos de sabores pensados para niños-, así que cuando me lavo los dientes me acuerdo de ellos.

También intento dormirme rezando un avemaría por cada persona con la que he estado ese día. La abuela Lolita me contó una vez que lo hacía.

Son dos guiños bastante pequeños a mis abuelos, pero me gusta cumplirlos. No sé, es como una forma de preservar algo valioso: una brizna de nuestro pasado, de nuestra tradición, de nuestra identidad.

Binaca. Ya ves tú...

No hay comentarios: