26 de junio de 2020

El evangelio del bulldog francés


Durante años me he cruzado con ellos casi sin verlos, quizá con una mueca semiinconsciente de burla y desprecio.

En los últimos meses he reparado en su sorprendente fealdad, en sus andares grotescos -como de chulo enano-,  en su asfixiante dificultad para respirar.

Hoy, al cruzarme con uno bastante sofocado, he tenido una iluminación: si tanta gente es capaz de tener cariño a esos engendros... ¿por qué no van a poder quererme a mí?

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