24 de febrero de 2021

¿Qué cerdito eres?

Voy a mandar esto al periódico el sábado. Se admiten sugerencias. Gracias!

 


 

Tú eres un cerdito. Tu identidad, tu autoestima, tu proyecto vital es la casa que construyes. Y el lobo son las dificultades de la vida, que (soplaré y soplaré) arrecian contra tu casa: disgustos, enfermedades, defectos y traspiés.

Puedes hacerte una casa de paja, patrocinada por Instagram. Tu valía es la apariencia: eres guapo, joven, fuerte. Tienes unos glúteos tonificados y un six-pack envidiable. Te pegas buenos viajes y comes una carne a la piedra que hace salivar a un vegano. Si la cosa se pone fea, siempre puedes tirar de cirugía estética y prolongar la fiesta algo más. Y ojo, no todo es el físico: también se puede aparentar posando distraído en la cubierta de un crucero o en el buffet libre de un hotel de 7 estrellas. Tu cabaña de paja es la envidia del vecindario.

Puedes hacerte una casa de palos, de esas que tanto se enseñan en LinkedIn. Tu valía es el éxito: triunfas en el trabajo, eres un tío inteligente, haces cosas (Rajoy dixit). No estás tan buena como Úrsula Corberó, es verdad, pero eres híper-competente y tu cuenta corriente así lo avala. El eco de tus tacones pone tiesos a tus subordinados. Haces conference-calls. Eres un achiever: corres maratones, das diez mil pasos al día, cumples los objetivos. Tus números te avalan. Tienes una bonita cabaña de palos, porque tú lo vales.

Puedes hacerte una casa de ladrillo, conforme a las directrices de Yayabook. Tu valía eres tú, más allá de la apariencia o el éxito, sin filtros ni condecoraciones. Es el “tú” que veía en ti tu abuela. Que te quería por ser su nieto o nieta, y ya está. Yayabook: el muro donde se te valora por ser quien eres, sin importar tus lorcillas, tus juanetes ni tus suspensos. Tú como persona única, portadora de historia y de promesas, capaz de aportar a la familia y a la sociedad algo único y personal. Esa es tu casa de ladrillo, firme como el amor de una abuela. Indestructible.

Tienes que elegir casa, decidir dónde quieres asentar tu identidad y tu autoestima. Apariencia, éxito o esencia. Instagram, LinkedIn o Yayabook. Los días de vino y rosas la casa no importa mucho, ya lo aprendimos en el cuento clásico. Los cerditos tocan instrumentos musicales y bailan al compás. La música de los likes y los aplausos por los éxitos suenan dulces en los oídos. Pero un día llega el lobo, disfrazado de accidente, de fracaso, de tarta de 60 cumpleaños. Disfrazado de tu esencial mediocridad (lo siento, has leído bien). Y se pone a soplar.

Lo que pase entonces con tu identidad y autoestima dependerá –cuidado, spoiler- de qué casa hayas elegido como hogar. Decide qué cerdito quieres ser.

4 comentarios:

Ion Egúzkiza dijo...

La palabra positividad (párrafo 1) es fea y no se si existe, aunque ahora se usa mucho. No usaría la anorexia como término de comparación en lo de la carne a la piedra. Quizá "un vegano" y algo irónico entre paréntesis.

Anónimo dijo...

Aceptado. Aunque no me hayas dicho nada de la novela ;-)

Ion Egúzkiza dijo...

¡Cierto! Es que un Word en el escritorio del ordenador no te llama tanto como un lomo mirándote desde la estantería. Me pongo.

Bill dijo...

Mega fan del texto.