Poveda tiene treinta y cinco años y ocho hijos. Entre ellos, dos parejas de gemelos. Hace unos meses estuvimos hablando un rato, al borde de la piscina. Mientras sostenía a un bebé en brazos y otra niña –hija suya, con toda probabilidad- le agarraba de una pierna, me contaba divertido:
-Un amigo mío acaba de tener su primer hijo y, por lo visto, están durmiendo poquísimo. Me dice que cuando está muy desesperado y piensa que no puede más, que su vida es una mierda, se acuerda de mí y de mis ochos hijos y se consuela pensando: “Poveda está peor. Pobrecillo. Su vida sí que es una mierda”. Y que entonces se siente mejor.
Nos reímos mucho con la ocurrencia.
Como al recordar la anécdota yo también me siento mejor, la dejo consignada aquí, y así no me olvido.
1 comentario:
Ídolo total!
Seguimos leyéndote con gusto. Amunt!
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