10 de junio de 2022

Vete tú a saber

 

Creo que lo máximo a lo que puede aspirar un escritor es a incorporar su nombre propio a un idioma en foma de nombre o adjetivo común. En castellano creo que solo conozco los siguientes casos: kafkiano, homérico y dantesco. También se utilizan orwelliano y galdosiano, aunque -sin quitarles mérito- me gustan menos: orwelliano es demasiado específico, y además no está admitido por la Academia; galdosiano, por su parte, me parece un pelín pedante. Es curioso que, a excepción de galdosiano, ninguno de estos adjetivos proviene de un escritor en español, lo que tiene más mérito.

También es top, pero menos, acuñar un adjetivo con uno de tus personajes. Ahora mismo solo se me ocurre quijotesco, pero seguro que hay más.

Otra cosa molona, a otro nivel, es conseguir generalizar una expresión "basada en hechos reales" de tu vida. Leyendo una biografía del Papa Luna (Benedicto XIII), he aprendido que la expresión "mantenerse en sus trece" viene precisamente de él, de su tozudez por aferrarse al cargo y no reconocer la legitimidad de otro pontífice. Por cierto, ya que estamos, quede constancia de que Benedicto XIII era un tío valiente y recto, que defendió con uñas y dientes cosas bastante importantes. Habrá que ir a Peñíscola a rendirle un pequeño tributo y a tomarse un helado.

Volviendo a los adjetivos: a lo mejor dentro de cien años el adjetivo "juanxino" resulta muy común en Goa o en Hungría. Que se lo digan si no al bueno de Kafka, que murió hace casi cien años en el más completo anonimato y pidió a su albacea que destruyera todos sus manuscritos. Al tiempo.

1 comentario:

Risky dijo...

Pura coincidencia que también yo acabé esta semana un libro sobre la vida de Calixto III que, como sabrás, intentó convencer al bueno de Benedicto sin mucho éxito...
Más allá de estas coincidencias, sugiero que, puestos a buscar una perpetuidad literaria, buques una alternativa al término juanxino ya que no convence a propios ni ajenos.