24 de noviembre de 2010

En el asilo



Con un grupo de estudiantes en un asilo de monjas. Todos muy alegres con sus batas y sus bandejas, dando de cenar a ancianos con alzehimer -pastillas, dentaduras postizas, olor a puré. Al final hubo hasta baile con los abuelos, que con tanta moza joven no sabía exactamente lo que estaba sucediendo. Las monjas, encantadas -como siempre, todo sea dicho. Creo que disfrutaron más y mejor que en cualquier fiestecilla de fin de semana (¿las fiestas no eran para celebrar algo?), con una alegría sencilla, serena, y bastante primaria. Dudo de si ellos mismos se dieron cuenta. No creo que ninguno de ellos repita la experiencia. Qué pena.

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