5 de febrero de 2012

El Quijote y Los demonios




Este verano leí la Segunda parte de El Quijote. Muy divertido, la verdad. Hay que pelearlo, claro, pero merece la pena. La sabiduría de Don Quijote, su sentido común, es sencillamente proverbial.



En Navidad me he atrevido con Los demonios, de Dostoievski. Ochocientas y pico páginas. La historia no es muy allá, pero por debajo de la misma late toda la tragedia del fin de la modernidad y la muerte de la metafísica, y sus consecuencias en el siglo XX y hasta hoy. De las ochocientas páginas, hay cuatro o cinco pasajes de unos pocos párrafos que merecen el esfuerzo de todo el libro. Es más, parece que todo el libro es una excusa para esos pasajes. El discurso de Stephan Trofimovich en el que se cuestiona qué es más importante, si un par de zapatos o Miguel Ángel, si Rafael o el petróleo, es una de las cimas del pensamiento occidental.



Qué pena que sea tan difícil leer estos libros. El ritmo de vida que llevamos y la instantaneidad de Internet nos hacen impacientes. Queremos historias cortas, impactantes, flashes de vida y emoción. Por eso nos cuesta tanto enfrentarnos a algunos clásicos, auténticos ladrillos de papel. Ánimo, merece la pena. Nos enseñan tanto de nosotros mismos...

No hay comentarios: