Igual soy un trasnochado, o un antiguo. O no sé, quizá un
retrógrado, un reprimido, un triste, un puritano. Quizá estoy atrasado, anclado
en los tiempos del nodo.
El caso es que todavía algo se rebela en mi interior cuando,
paseando por Valencia, veo marquesinas de Kioskos con mujeres casi desnudas en poses propias de un burdel. Me parece vergonzoso e indecente. Y
no sólo por los niños que pueden ver esas imágenes. También por el buen gusto
general, la dignidad de la mujer y de su cuerpo, el pudor.
PD. Me he propuesto ir a hablar con los dueños de los kioskos, para quejarme. En otros tiempos hubiera hecho pintadas en las marquesinas... Me da algo de apuro, pero hay que lanzarse. Ya os contaré.
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