9 de abril de 2021

Un acierto


Desde hace unas semanas tengo un ligero lumbago. Además, cuando tomo cosas muy frías me duele una muela. Así que el otro día decidí llamar al oftalmólogo.

Hoy he tenido la revisión. Una optometrista muy amable me ha hecho mirar en un panel dibujos y letras, cada vez más chiquititos. Luego la doctora, con seriedad profesional, me ha explorado el fondo del ojo. Me ha echado unas gotas amarillas y me ha ido pidiendo que mirase en distintas direcciones, mientras me enfocaba a la pupila con un catalejo en cuyo fondo se encendían rayas de luz azules y amarillas. 

Al terminar la revisión, me ha mirado con satisfacción y me ha confirmado que veo estupendamente, que el fondo del ojo está muy bien, y que la tensión ocular -ignoro qué es eso- es perfecta. Le ha faltado darme unas palmaditas en el hombro.

Aunque todavía tengo lumbago y la muela me sigue dando sustos, he salido de la consulta reconfortado, y me he tomado un buen almuerzo para celebrarlo. No excluyo volver a hacerme otra revisión oftalmológica en cuatro o cinco meses. No debo olvidar que mi tensión ocular es, sencillamente, perfecta.

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