Cada atardecer una simpática manada de jabalís viene frecuentando un vertedero cercano a nuestra casa. Animales mansos, pacíficos, que reciclan orgánicamente todo tipo de residuos que otros cerdos han depositado allí fuera de los contenedores: restos de comida, colchones, juguetes viejos, y desechos varios. A día de hoy no han podido con la lavadora que lleva un par de semanas allí, pero quizá solo hay que darles tiempo.
A pesar del innegable pacifismo de nuestros peludos visitantes, Edu consideró peligroso su merodeo por la zona, con lo que preparó una trampa para cazarlos y desincentivar su progresiva propagación. Al menos esa era su intención declarada, aunque personalmente no descarto otros móviles de naturaleza más atávica y violenta.
Su propuesta fue recibida en la residencia con bastante cachondeo, no exento de mofas. Que si había visto muchas películas, que si los jabalís no son idiotas, que si había trabajado en un safari o se creía Cocodrilo Dandi.
Menos de 24 horas después, con un jabalí en la trampa, se han cerrado muchas bocas. El que más se había burlado de la trampa, corrido quizá por no haber sido él el captor, sostiene con la boca pequeña que aquello no es un jabalí, sino un rayón, que por lo visto es como se llaman las crías de jabalí. Rayón o jabalí, lo cierto es que la trampa a día de hoy contiene un bicho con unos buenos colmillos y bastante hambre, ya que debe llevar un día y medio en ayunas (quien ha probado colchón podrido no se contenta con hierbajos, las cosas como son). El senado de opinantes todavía no tiene claro cuál es el siguiente paso a dar, aunque la determinación de Edu me hace sospechar que antes de escuchar su veredicto él hará con "su jabalí" lo que le dé la gana.
Yo tengo claras tres cosas. La primera es que todavía nadie ha cazado al jabalí. Lo ha atrapado, que es bien distinto. Para cazarlo es necesario hacerse con la presa, desactivar la trampa en beneficio del cazador. Cosa que a priori no parece fácil. La segunda es que hay que rezar para que en el ínterin nuestro jabalí -que por el momento solo está atado- no ataque a ningún confiado vecino que se acerque a los contenedores a tirar la basura. Y la tercera es que en cualquier momento se presentan en casa unos agentes del seprona y se llevan a Edu al cuartelillo.
Vamos, que todavía no está claro quién va a resultar cazado.
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