13 de septiembre de 2022

No hasta ese punto

 

De camino al trabajo me he cruzado con el típico tándem padre gordo-niño gordo, que iba plácidamente andando hacia el colegio. 

Nada más superarme, he escuchado que el niño preguntaba: "¿Puedo ir corriendo?", y me he vuelto justo para ver cómo daba un beso a su padre, le soltaba la mano y arrancaba a correr hacia el colegio, con la mochila de spiderman pegando botes a su espalda.

Me gusta mi trabajo, lo reconozco. Pero no hasta el punto de echar a correr alborozado cuando veo a lo lejos la facultad. Esta mañana, en honor al gordillo, he trotado ligeramente la última manzana. Ha sido muy gratificante, aunque no sé si repetiré.

No hay comentarios: