
Muchas veces he oído que si quieres ganar unas elecciones has de dominar los telediarios, y si quieres modificar las costumbres debes controlar la ficción televisiva.
¿Quién controla las series de televisión? ¿Qué intereses tiene? ¿Qué modelos de conducta nos propone?
1- Las audiencias de Aquí no hay quien viva (ANHQV) y Los Serrano (LS) superan los 12 millones de televidentes... Su influencia, por tanto, es FABULOSA. Pensad...
¿Cuánto pagaría un político por tener 12 millones de personas escuchándole cada semana con esa atención, bebiéndose sus ideas, riéndose con sus chistes? Millones de €.
2-
MUESTRAN COMO REAL UNA SOCIEDAD FALSA. Quieren que tomemos como normales conductas que no lo son tanto. ¿Alguien conocerá en toda su vida tantos gays como los que aparecen en un mismo edificio en ANHQV? ¿Alguien conoce a una persona cuya esposa está en la UVI en coma y se va a vivir con la vecina, con el beneplácito de su hija? Sencillamente... esa realidad es falsa. La vida no es así...
3- Las consecuencias de los actos en la vida de lo personajes son falsas. Aida es una señora de 40 años que se acuesta con tres galanes al mes... y está tan feliz. A una persona así, en la vida real, no sería descabellado calificarla como linfómana... sin embargo en la serie es un modelo a seguir. Los hijos de parejas separadas o divorciadas están tan panchos... y eso en la vida real no ocurre... muchos presentan complejos, ansiedad, depresión, o simplemente están muy jodidos:
¿por qué la tv no nos dice nada de esto? ¿Dónde están las enfermedades de transmisión sexual en series donde al final todos “mojan” con todas? Ni rastro. NO CUENTAN LAS CONSECUENCIAS REALES DE LOS PROPIOS ACTOS.
4- ¿Dónde están los bebés en las series? ¿La maternidad como algo bonito? En ningún lado.
El único bebé que vemos es uno que han tenido por inseminación artificial una lesbiana y un homosexual.
5-
¿Dónde están los ancianos? Los únicos que aparecen son unos pesados, envidiosos, murmuradores, etc. ¡Qué pena transmitir esa imagen de los más mayores!
6-
Percibo cierta obsesión adolescente por el tema del sexo en estas series. Parece que no hay otras motivaciones, otros motivos de preocupación, otras líneas argumentales, salvo los ligues, los divorcios, los enfados, los rollitos... Está claro que el morbillo da audiencia, pero tampoco hay que idiotizar a la gente, ¿no? El amigo Tejero llega a afirmar que se acuesta con una vecina “como quién se pone un parche de nicotina, para quitarse la ansiedad... Es como apadrinar un niño” (sic).
7- Echo de menos algunos valores como el trabajo bien hecho, el esfuerzo, el sacrificio por otros, la fidelidad matrimonial, la confianza, etc.
Estas series nos enseñan a SENTIR, y si vemos qué valores y modelos presentan (ligones, vanidosos, chapuceros, vagos, infieles, promiscuos, celosos... ) pues esos van a ser los objetivos que persigan muchos de los televidentes. No digo que sean series como Marcelino Pan y Vino, ojo, pero tampoco un ejercicio continuo de glorificación de conductas dudosamente positivas para el desarrollo armónico de la persona.
8-
No hay ni un solo matrimonio fiel y unido. Y esto es una declaración de intenciones. ¿Qué modelo de familia tratan de promover estas series? Las que José Antonio Marina llama familias mercuriales, que se unen y separan sin mayores problemas, como las bolitas de mercurio. No entro a decir si es bueno o malo... pero es lo que transmiten, no hay que engañarse.
9-
800.000 menores ven estas series. ¿Son sus contenidos apropiados para ellos? La respuesta es NO. ¿De quién es la culpa de que estén expuestos a estos contenidos? Pues, por supuesto, de los padres. Pero no sólo de ellos. También de las productoras, que para ganar audiencia y enganchar a toda la familia, incluyen subtramas con personajes menores de edad (ver Los Serrano, donde Guille, a sus 12 años, compra preservativos para usar con su hermanastra). El dinero vale más para ellos que la educación de los niños.