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14 de diciembre de 2015
Textos legales y Hello Kitty
El otro día, en unas jornadas sobre menores e Internet, una magistrada se mostraba del todo satisfecha por la nueva redacción del artículo 5 de la Ley Orgánica 1/1996, en la que había participado personalmente y que copio al final del post. A mi la redacción me deprime enormemente. Mientras las leyes se colorean con descripciones bucólicas y pastoriles, que parecen redactadas por la mismísima Hello Kitty, los menores ven pornografía y basura a mansalva. Pero la ley queda estupenda.
No sé cuánto tardará toda esta farsa en desplomarse. El rey va desnudo.
Este es el artículo del que la magistrada se siente orgullosa: "1. Los menores tienen derecho a buscar, recibir y utilizar la información adecuada a su desarrollo. Se prestará especial atención a la alfabetización digital y mediática, de forma adaptada a cada etapa evolutiva, que permita a los menores actuar en línea con seguridad y responsabilidad y, en particular, identificar situaciones de riesgo derivadas de la utilización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación así como las herramientas y estrategias para afrontar dichos riesgos y protegerse de ellos."
18 de mayo de 2014
Lotófagos
Os copio un artículo que publiqué hace dos semanas en el Diario Las Provincias. Tomo ideas de una entrada antigua del blog, algo más desarrollada. Pau, el tono no es muy positivo, lo siento :-(
En su retorno a Ítaca, uno de las pruebas que debe superar Ulises es el tránsito por la isla de los lotófagos. Los habitantes de esta misteriosa isla se alimentan de ciertos lotos, con unas propiedades amnésicas, que les hacen olvidar su identidad: quiénes son, de dónde vienen, a dónde van. Quien come los lotos experimenta una sensación de felicidad y ligereza, pero al precio de renunciar a sus raíces y a su destino. A los pocos días de llegar, Ulises constata con sorpresa las nefastas consecuencias de la dieta de la isla: los hombres de su tripulación se han convertido en lotófagos, y renuncian a continuar su viaje de regreso a casa.
Tras varios años de estudio sobre los riesgos que los adolescentes afrontan frente a las nuevas tecnologías, y tras más de sesenta charlas en colegios, asociaciones e institutos, he llegado a la conclusión de que el principal peligro de Internet y las tecnologías digitales es el mismo que afrontó Ulises en la isla de los lotófagos: la distracción, la amnesia, el olvido. Y si este riesgo nos acecha a todos los usuarios de la Red, los adolescentes son quizá el público más expuesto. Por su menor capacidad de resistencia, su menor madurez y su menor criterio.
Pensemos qué ofrece a los marineros la isla de los lotófagos: despreocupación, entretenimiento, placer. Exactamente lo que tantas veces buscan los jóvenes –y no tan jóvenes- en Youtube, Instagram o Twitter. Las nuevas tecnologías nos ofrecen de modo fácil mil maneras de evasión, ya sea en forma de entretenimiento, información, comunicación con otras personas… Pero, ¿a qué precio?, debemos preguntarnos. Tantas veces, al precio que pagaron los compañeros de Ulises: el de olvidar nuestra identidad, nuestra proveniencia, nuestro destino.
Este precio, además, lo pagamos a todos los niveles. A nivel superficial y diario, cuando abrimos Internet para hacer algo concreto, y lo cerramos media hora después sin haber hecho aquello que inicialmente nos propusimos. ¿No les ha pasado nunca? ¿No es esto ser pequeños lotófagos digitales?
Pero el precio no acaba ahí, en esa calderilla de tiempo desperdiciado. El precio también se paga en billetes grandes, a nivel profundo y existencial. Un uso intemperante de Internet mina la capacidad de concentración; empeora el rendimiento escolar o profesional; debilita las relaciones personales. En la Red todo es rápido, fácil, fugaz. Pero hay muchas cosas que valen la pena que requieren tiempo, trabajo, constancia: precisamente esos hábitos que el uso de Internet desincentiva. Es más, todas las cosas grandes que uno puede heredar o conquistar en la vida –nuestras raíces y nuestro destino-, han requerido o requieren esa combinación de tiempo, energía y paciencia.
¿Es Internet una buena escuela de estas actitudes? La respuesta nos la da una mirada sincera y sin optimismos ingenuos a una amplia mayoría de adolescentes y jóvenes de hoy: no son capaces de leer media hora seguida sin interrupción; de mantener una conversación sin mirar constantemente el móvil; o de visitar un museo o contemplar una puesta de sol sin hacer fotos compulsivamente con su teléfono móvil. No han leído a Cervantes ni a Delibes, les aburre John Ford, no distinguen a Mozart de Beethoven. Ah, y tampoco quieren cambiar el mundo. No tienen tiempo para eso, tienen que twittear y ver videos de risa en Youtube.
Quizá alguno, leyendo estas reflexiones, me tildará de apocalíptico tecnológico, o de pájaro de mal agüero digital. “Estos jóvenes tienen otra sensibilidad, leerán otras cosas, construirán otras cosmovisiones”, sostienen. A quien así piense, le invito a leer detenidamente una de las más brillantes distopías de la primera mitad del siglo XX, Un mundo feliz, de Aldous Huxley, que describe muy bien qué sensibilidad estamos desarrollando. Si Orwell o Bradbury temieron un futuro oscuro donde estuviera prohibido pensar y los libros se quemasen, Huxley, más certero, imaginó una sociedad donde no hiciera falta prohibir o quemar libros, porque ya nadie quisiera leerlos. Temió el advenimiento del reino de los lotófagos: una sociedad adolescente, irrelevante, banal y autosatisfecha. Una sociedad sin raíces ni proyectos; sin sufrimiento, pero sin sentido; divertida, pero intrascendente. Para no olvidarse nada, Huxley también imaginó lotos: el soma, una droga que los hombres del futuro consumen para olvidar su tristeza y su vacío existencial.
Seamos realistas: en gran parte, ese futuro temido por Huxley ha llegado. Los lotófagos ya están aquí. ¿Volver a Ítaca? ¿Con lo bien que estamos aquí?
No pretendo con estas líneas negar las maravillosas oportunidades que Internet y las tecnologías digitales nos ofrecen. Pero olvidar que dichas herramientas tienen sus riesgos, especialmente para los adolescentes, me parece una ingenuidad. Debemos, por lo tanto, defendernos de la fuerza atractiva de Internet, luchando cada día contra la distracción permanente y contra la amnesia de los grandes ideales, que su uso tan a menudo produce. Ignorar estos riesgos, y no prevenir a los más jóvenes frente los mismos, implica abandonarles a la fuerza todopoderosa de las industrias del entretenimiento y de la disgregación. Tengamos el valor de defendernos y de defenderles, como hizo Ulises. No podemos defraudarles, abandonándoles en la isla digital de los lotófagos.
23 de febrero de 2014
Gigas y discos duros
Ayer un amigo vio mi ordenador portátil -ya 6 años, todo un veterano- y me preguntó: "¿Cuánta memoria tiene?" Yo no lo sabía, claro. Fuimos a "Mi PC" y salió una cifra que no recuerdo -fundamentalmente, porque no me interesa. "Vaya birria", contestó. Pues oye, Si tuviera 6.000 fotografías, 10.000 canciones, y 500 películas probablemente me faltaría algo de espacio en el disco duro. Pero no es el caso.
Es más, me parece ridículo el afán que tienen algunos por amontonar en sus ordenadores y discos duros todo tipo de material audiovisual, "por si acaso". Personalmente, prefiero no llevar esa mochila digital. Me muevo más libre.
Puede ser que me falte espacio en el disco duro del ordenador. Pero también puede ser que a mi colega, como a tanta otra gente, les sobre detritus digital.
15 de noviembre de 2006
El señor de Juana Chaos hasta en la sopa

No estoy de acuerdo con que un terrorista como el que menciono en el título de mi post salga día sí día también en las portadas de los medios de comunicación: que si se ríe del tribunal, que si hace huelga de hambre, que si engorda, etc. No se merece que pensemos tanto en él. Lo mejor es dejarle tranquilo unos años en la cárcel, a la sombra, y dedicarnos a hablar de otros temas más constructivos. Y a este señor, pues que le sea leve, oye. Vamos a hacerle el favor de olvidarnos de él y sus barbaridades por un tiempo, cuanto más largo mejor.
6 de noviembre de 2006
Pensamos lo que nos dicen...

Bien: esto, que nunca ha sido del todo verdad, hoy lo es todavía menos, porque la televisión se ha convertido en un productor de cultura social de enorme eficacia, y nadie está en condiciones de escapar a sus dictados so pena de caer en la marginalidad."
Se lo leí a J. J. Esparza, crítico de televisión de Vocento, y me pareció muy bueno.
2 de junio de 2006
Cómo nos manipulan los medios de comunicación

Si piensas que los periódicos y la televisión son malos, sesgados y partidistas, espera a leer lo siguiente. Se trata de los titulares de un periódico francés, Le Moniteur, que narrar la vuelta de Napoleón desde su exilio en Elba a los Campos Elíseos: de convicto, a héroe nacional y emperador.
(9 de marzo de 1815) EL MONSTRUO escapó de su lugar de destierro.
(10 de marzo) EL OGRO CORZO ha desembarcado en Cabo Juan.
(11 de marzo) EL TIGRE se ha mostrado en Gap. Tropas avanzan para detener su marcha.¡Concluirá su miserable aventura como un delincuente en las montañas!.
(12 de marzo) EL MONSTRUO ha avanzado hasta Grenoble
(13 de marzo) EL TIRANO está ahora en Lyon. Todos están aterrorizados por su aparición.
(18 de marzo) EL USURPADOR ha osado aproximarse hasta 60 horas de marcha de la capital.
(19 de marzo) BONAPARTE avanza a marchas forzadas, pero es imposible que llegue a París.
(20 de marzo) NAPOLEON llegará mañana a las murallas de París.
(21 de marzo) EL EMPERADOR NAPOLEON se halla en Fontainebleau.
(22 de marzo de 1815) Ayer en la tarde SU MAJESTAD EL EMPERADOR DE FRANCIA hizo pública su entrada a las Tullerías. ¡NADA puede exceder el regocijo universal!
Por lo menos, nos queda el consuelo de no poder decir que cualquier tiempo pasado fue mejor… ¿no?
12 de mayo de 2006
28 de abril de 2006
La llamada televisión de calidad (sobre los Serrano, Aida, 7 vidas, Aquí no hay quién viva, etc.)

Muchas veces he oído que si quieres ganar unas elecciones has de dominar los telediarios, y si quieres modificar las costumbres debes controlar la ficción televisiva.
¿Quién controla las series de televisión? ¿Qué intereses tiene? ¿Qué modelos de conducta nos propone?
1- Las audiencias de Aquí no hay quien viva (ANHQV) y Los Serrano (LS) superan los 12 millones de televidentes... Su influencia, por tanto, es FABULOSA. Pensad... ¿Cuánto pagaría un político por tener 12 millones de personas escuchándole cada semana con esa atención, bebiéndose sus ideas, riéndose con sus chistes? Millones de €.
2- MUESTRAN COMO REAL UNA SOCIEDAD FALSA. Quieren que tomemos como normales conductas que no lo son tanto. ¿Alguien conocerá en toda su vida tantos gays como los que aparecen en un mismo edificio en ANHQV? ¿Alguien conoce a una persona cuya esposa está en la UVI en coma y se va a vivir con la vecina, con el beneplácito de su hija? Sencillamente... esa realidad es falsa. La vida no es así...
3- Las consecuencias de los actos en la vida de lo personajes son falsas. Aida es una señora de 40 años que se acuesta con tres galanes al mes... y está tan feliz. A una persona así, en la vida real, no sería descabellado calificarla como linfómana... sin embargo en la serie es un modelo a seguir. Los hijos de parejas separadas o divorciadas están tan panchos... y eso en la vida real no ocurre... muchos presentan complejos, ansiedad, depresión, o simplemente están muy jodidos: ¿por qué la tv no nos dice nada de esto? ¿Dónde están las enfermedades de transmisión sexual en series donde al final todos “mojan” con todas? Ni rastro. NO CUENTAN LAS CONSECUENCIAS REALES DE LOS PROPIOS ACTOS.
4- ¿Dónde están los bebés en las series? ¿La maternidad como algo bonito? En ningún lado. El único bebé que vemos es uno que han tenido por inseminación artificial una lesbiana y un homosexual.
5- ¿Dónde están los ancianos? Los únicos que aparecen son unos pesados, envidiosos, murmuradores, etc. ¡Qué pena transmitir esa imagen de los más mayores!
6- Percibo cierta obsesión adolescente por el tema del sexo en estas series. Parece que no hay otras motivaciones, otros motivos de preocupación, otras líneas argumentales, salvo los ligues, los divorcios, los enfados, los rollitos... Está claro que el morbillo da audiencia, pero tampoco hay que idiotizar a la gente, ¿no? El amigo Tejero llega a afirmar que se acuesta con una vecina “como quién se pone un parche de nicotina, para quitarse la ansiedad... Es como apadrinar un niño” (sic).
7- Echo de menos algunos valores como el trabajo bien hecho, el esfuerzo, el sacrificio por otros, la fidelidad matrimonial, la confianza, etc. Estas series nos enseñan a SENTIR, y si vemos qué valores y modelos presentan (ligones, vanidosos, chapuceros, vagos, infieles, promiscuos, celosos... ) pues esos van a ser los objetivos que persigan muchos de los televidentes. No digo que sean series como Marcelino Pan y Vino, ojo, pero tampoco un ejercicio continuo de glorificación de conductas dudosamente positivas para el desarrollo armónico de la persona.
8- No hay ni un solo matrimonio fiel y unido. Y esto es una declaración de intenciones. ¿Qué modelo de familia tratan de promover estas series? Las que José Antonio Marina llama familias mercuriales, que se unen y separan sin mayores problemas, como las bolitas de mercurio. No entro a decir si es bueno o malo... pero es lo que transmiten, no hay que engañarse.
9- 800.000 menores ven estas series. ¿Son sus contenidos apropiados para ellos? La respuesta es NO. ¿De quién es la culpa de que estén expuestos a estos contenidos? Pues, por supuesto, de los padres. Pero no sólo de ellos. También de las productoras, que para ganar audiencia y enganchar a toda la familia, incluyen subtramas con personajes menores de edad (ver Los Serrano, donde Guille, a sus 12 años, compra preservativos para usar con su hermanastra). El dinero vale más para ellos que la educación de los niños.
10 de abril de 2006
¿Dónde está la sabiduría que perdimos en el conocimiento? ¿Dónde el conocimiento que perdimos en la información?
Hay dos formas de desinformar a un jefe: no rindiendo cuentas de lo que hacemos, o dándole dos tomos de 700 páginas que resumen lo que hemos hecho. Es imposible que el jefe lea las 1.400 páginas, por lo que está tan desinformado como al principio. Eso es un poco lo que nos pasa...
Al final, es google el nuevo "creador", quien decide quién existe y quién no, quién está y quien no... Pero... ¿y si Google no me entinde? Y... ¿quién domina Google?
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